La investigadora marplatense Mariela Blanco reconstruye el paso universitario de Jorge Luis Borges en 1966, durante un cuatrimestre. El escritor, que ya era famoso, llegaba en tren para impartir clases magistrales de Letras en la entonces Universidad Católica.
Las ocasiones para celebrar, revisitar y reflexionar sobre Borges, tanto durante su vida como después de su muerte en 1986, abundan. Lo que no es tan común es que surjan noticias que lo vinculen con Mar del Plata.
Gracias a las indagaciones que un grupo de investigadores de la Universidad de Mar del Plata viene realizando desde 2015, liderados por Mariela Blanco, investigadora del Conicet que desarrolla sus tareas en el Inhus (Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales), se puede recordar que Borges no sólo visitó la ciudad para veranear junto a su entrañable amigo Bioy Casares, de la mano de las hermanas Ocampo, sino que dictó clases en la carrera de Letras de la Universidad Católica durante un cuatrimestre en 1966.
La tarea de investigación consiste en la recuperación de esas clases a partir de los apuntes que algunas de sus estudiantes guardaron celosamente durante todos estos años.
La investigadora Mariela Blanco junto a una de las entrevistadas.
Los investigadores, junto con el equipo de trabajo del Centro de Estudios y Documentación Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, se encuentran abocados a la edición de ese material en el marco de un proyecto de colaboración mayor cuyo objetivo es trazar un itinerario de las clases y conferencias que Borges dictó en Argentina a partir de 1946, cuando quedara cesante de su puesto en la Biblioteca Miguel Cané e iniciara esta nueva faceta como orador.
Los resultados parciales de este trabajo pueden consultarse en: http://centroborges.bn.gov.ar/
Una docena de estudiantes
Cabe destacar que cuando comenzaron la investigación no sabían que encontrarían un material tan valioso, el cual prometen compartir una vez finalizada esta ardua etapa de trabajo.
“Desde chica mamá me contaba sobre estas clases, que se convirtieron en un verdadero evento cultural para la ciudad y alrededores”
El grupo de alumnos que tuvo el privilegio de escuchar sus clases magistrales estaba constituido por menos de una decena de estudiantes que conformarían la primera promoción de egresados de la carrera de la universidad que con el tiempo se convertiría en provincial y, luego, en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Entre ese puñado de ávidos estudiantes se encontraban algunas de las docentes que luego conformarían la planta de las carreras de Letras, Filosofía y Documentación, como Beatriz Inchausti, Marta Villarino, Ester Llinás, Celia Pérez Mathiasen, muchas de las cuales colaboraron de manera entusiasta con el proyecto.
También se destaca la mamá de la directora del proyecto, Graciela Mazzanti, quien a través de su relatos fue un impulso para que la investigadora de Conicet emprendiera esta pesquisa. Cabe destacar también la presencia de la muy recordada y querida docente desaparecida por la Triple AAA, María del Carmen “Coca” Maggi.
“Desde chica mamá me contaba sobre estas clases, que se convirtieron en un verdadero evento cultural para la ciudad y alrededores. Más allá de la asistencia esperable de los estudiantes del curso, que estaban terminando su carrera con esta materia, ‘Literatura inglesa y norteamericana’, la clase se llenaba de gente de otras carreras y público general que asistía a escuchar al escritor y llenaba el auditorio. Hay que pensar que en esa época Borges ya era un escritor célebre, mundialmente famoso. Por otro lado, es importante señalar que coincide con el último año que dictara un curso similar en la UBA, el de Literatura inglesa, que ofreció durante diez años y una de cuyas versiones se recopila en el libro Borges profesor, al cuidado de Martín Hadis y Martín Arias, recientemente reeditado”, señaló Blanco.
“Además del exhaustivo trabajo de edición de las clases, que nos desafía a recuperar la oralidad del escritor, con su particular sintaxis, ritmo y cadencia, nos proponemos reconstruir las circunstancias que posibilitaron estas visitas de quien ya fuera un prestigioso profesor”, agregó la investigadora.
Un camarada de juventud
Hasta el momento, los datos más relevantes provienen de la memoria oral de sus protagonistas, las ex estudiantes que aportaron valiosos datos de color, como el modo en que Borges llegaba por medio del tren y cómo pasaba los ratos libres en compañía de un viejo camarada de juventud, no siempre muy apreciado por Borges, como fue Homero Guglielmi.
“Es maravilloso constatar el modo en que iba proponiendo lecturas cruzadas, partía de un autor conocido, muchas veces argentino, para luego entablar un vínculo con los autores ingleses que estaba presentando”.
Una vez que tuvo este dato, Blanco se propuso seguir la pista de este intelectual que había sido profesor en la UBA, se había mudado a Mar del Plata en 1955 y colaboraba asiduamente con LA CAPITAL, tal como pudo constatar visitando el archivo de este diario.
Respecto al modo en que dieron con este valioso material, la investigadora sostuvo: “A mi mama le quedó el grupo de amigas de esa época y, luego, yo tuve a algunas de ellas como profesoras en la Universidad. Cuando me acerqué por esta inquietud de compilar las clases de Borges, tuvieron una recepción increíble para con este proyecto, colaboraron muchísimo al punto de que una de ellas nos cedió las notas que habían tomado de esas clases. Si bien no están las cintas, están los apuntes que tomaron de las clases. Estoy trabajando codo a codo con los experimentados investigadores de la Biblioteca Nacional, Laura Rosato y Germán Álvarez, quienes estuvieron y siguen estando a cargo de la enorme tarea de recuperación de los libros que leyó Borges”.
“Al principio pensamos que las clases que el escritor dio en Mar del Plata serían iguales a las que dictó en la UBA, pero a medida que nos fuimos adentrando en el contenido constatamos que no es tan así, que un arduo y muy rico camino nos espera porque hay cosas que Borges dijo acá que no repite en ningún otro lado. Éste es uno de los aspectos fascinantes que depara trabajar con la oralidad de Borges. Su producción escrita ha sido profundamente estudiada, pero sobre su oralidad queda un largo camino por recorrer”.
Con sello literario
La estudiosa señaló además que “se trata de un material muy ameno porque Borges no les imprimía a sus clases un tono académico solemne, sino que le imprimía un sello literario, como un relato en el que la biografía y la obra de los autores se entrelazaba de manera natural”.
Luego añadió: “El objetivo de Borges siempre era el de la fruición literaria –como él mismo decía- es decir, que los lectores y, en este caso, los alumnos disfrutaran de la literatura, de los textos. Es maravilloso constatar el modo en que iba proponiendo lecturas cruzadas, en que partía de un autor conocido, muchas veces argentino, para luego entablar un vínculo con los autores ingleses que estaba presentando”.
Y también se entusiasmó: “Pueden advertirse ciertos rasgos típicos de sus ficciones, como la construcción de una trama a partir de un sueño o una escena conjetural, para reponer los contextos de escritura de los objetos de estudio que estaba presentando”.
Es interesante notar que el estudio de estas clases es un eslabón más dentro de la vasta cadena de conferencias que el grupo ha rastreado desde el comienzo de este proyecto, que arranca analizando esta nueva faceta del profesor/conferenciante, que primero recorrió la Argentina, especialmente entre 1949 y 1955, para llegar a apreciar los alcances y la extensión de su voz y su fama en otros lugares del mundo.
En este sentido, esta valiosa investigación viene a demostrar que Borges tenía que trabajar para vivir, especialmente luego de la muerte de su padre. Blanco comentó al respecto: “Borges siempre necesitó de un sueldo, contrariamente a lo que suelen afirmar algunos estudiosos y críticos, que lo ubican dentro de la oligarquía. Borges trabajó mucho en los medios masivos de comunicación, desde su juventud, luego como bibliotecario y finalmente, dando clases y conferencias. Ése es el modo gracias al que los escritores argentinos viven de la literatura”.
Algunos de los aspectos más destacados de esta investigación revelan no sólo los temas sobre los que Borges disertaba, sino especialmente las constantes tensiones con el gobierno peronista y sus vínculos cercanos con instituciones de corte liberal, que fueron las que promovieron, en su mayoría, este tipo de acontecimientos culturales en distintos lugares de nuestro país.
El proyecto se inició en el marco de la investigación iniciada en 2010 por Blanco sobre la relación de Borges con el nacionalismo, que se centró en estudiar ciertos aspectos ideológicos de su producción “que estaban tratados al pasar y comencé a ver que, por ejemplo, el ensayo ‘El escritor argentino y la tradición’ era una conferencia que había dado en el Colegio Libre de Estudios Superiores”, aseveró. Eduvim (la Editorial Universitaria de Villa María, en Córdoba) acaba de publicar su libro La invención de la nación en Borges y Marechal, en donde se exponen los resultados de este estudio.